Las iniciativas solidarias que se están generando en todo el mundo a raíz de la crisis del Covid 19 están ayudando a mucha gente en situación de exclusión social. Acciones que están llevando un rayo de esperanza a muchas personas. “El pan de cada día” es una de ellas. Su responsable es Jessica Robles, Grand Diplôme® 2016, que está poniendo todo su empeño para lograr llevar alimentos a todas aquellas personas de Bucaramanga y Bogotá (Colombia) que no cuentan con lo más básico.

Colombia tiene un elevado porcentaje de población en extrema pobreza que sustenta su economía en el día a día a través de la venta ambulante, el reciclaje, limpiar cristales de coches… La emergencia sanitaria ha hecho que su situación, sumado a los riesgos sanitarios que supone el propio coronavirus, sea todavía más vulnerable. Ante esto, Jessica tenía claro que no podía quedarse de brazos cruzados. Como nos explica “tenía las herramientas, el conocimiento que había adquirido en Le Cordon Bleu Madrid, la experiencia y, sobre todo, el espíritu encendido en ayudar al prójimo en esta situación que cambió el mundo por completo”.

Jessica se puso manos a la obra y comenzó a hacer panes de leche. Al principio producía 800 unidades al día, que repartía en asilos, gente de la calle y a las personas de una fundación. Jessica pidió ayuda a amigos, otros influencers y empresarios para que la ayudaran a difundir la iniciativa y así poder llegar a más gente y donar más alimentos, además de útiles de primera necesidad para los niños. Además, decidió comenzar a hornear brioche con diferentes rellenos para que, cuando la gente los comprara, a su vez estuviera colaborando con la iniciativa solidaria.

1 brioche = 32 panes de leche

Cada brioche tiene un precio de 22.000 pesos colombianos (aproximadamente 5 €). Ese dinero se destina íntegramente a elaborar 32 panes de leche o comprar en mercados para cubrir necesidades de niños y adultos, incluyendo medicación. Jessica decidió bautizar su iniciativa como “PANdemia solidaria – el pan de cada día”. Colaborar con la iniciativa es tan sencillo como adquirir uno de estos brioches rellenos con cuya compra se lleva a cabo una donación directa para la iniciativa.

Aunque la acción se centró, en su inicio, en Bucaramanga, ha podido extenderla también hasta Bogotá. Desde que comenzó han logrado alimentar a 10.000 personas y han provisto de productos higiénicos a más de 100 bebes y niños. Además, también han montado comedores comunitarios en asentamientos de extrema pobreza para que los propios habitantes puedan preparar sopas comunitarias para las más de 6000 personas que los habitan. A pesar de que es una labor muy dura, Jessica afirma que sigue, día a día, “con el espíritu renovado cada día para continuar con la labor”.

Esta iniciativa nos demuestra, una vez más, que la cocina puede tener un papel transformador en la sociedad, siendo un vehículo más para la solidaridad y la ayuda a los que más lo necesitan. Para ella “no hay mas reconocimiento ni recompensa para un cocinero que ver disfrutar a sus comensales con un plato que fue creado con pasión, con amor, con bondad y con gran generosidad”.

Jessica, además, imparte cursos de Pastelería en Colombia para poder transmitir todo el conocimiento que ha aprendido en la Escuela a todos aquellos que quieran aprender junto a ella. Como ella cuenta, tiene el “corazón bleu” y son precisamente todas las herramientas que ha aprendido en la Escuela las que la han ayudado, tanto a nivel empresarial como a poder llevar a cabo su iniciativa solidaria.