El mayor éxito para un maestro es ver cómo sus antiguos alumnos crecen y progresan, en este caso, en el mundo de la gastronomía. Ser parte del germen de esa aventura es un gran orgullo. Un ejemplo de ello es Tula, un restaurante situado en la localidad alicantina de Jávea, que en sus 5 meses de vida ha logrado despuntar en la zona. El 50% de su éxito se debe a la antigua alumna Clara Puig de la Bellacasa, Diploma de Cocina que, junto a su pareja Borja Susilla, decidió apostar por una propuesta que rompía radicalmente con los locales que podían encontrarse en la playa del Arenal.
Sin duda, Clara ha sabido utilizar su pasión, su intuición y los conocimientos aprendidos en la Escuela para lograr el éxito en Tula. Como nos ha explicado, la disciplina adquirida durante su formación le ayudó para poder enfrentarse tanto a la gestión como al trabajo dentro de la cocina.
Para la pareja de cocineros, la máxima es que todos los platos que preparen estén ricos, “independientemente de lo creativos o elaborados que sean”. En su cocina se abastecen casi por completo con materias de la zona, exceptuando algunos productos japoneses, coreanos o peruanos. Esto les ha permitido que su cocina se identifique por completo con el lugar en el que se encuentra su restaurante.
Su llegada a Le Cordon Bleu Madrid supuso un cambio radical en su vida y tan solo necesitó dos semanas para meterse en una cocina tras finalizar sus estudios de Derecho. Esta decisión no fue algo improvisado, ya que un año antes de terminar su carrera, Clara tenía claro que quería estudiar cocina. Tras barajar varias posibilidades, decidió apostar por Le Cordon Bleu Madrid. “Creí que la posibilidad más sensata era la que Le Cordon Bleu me planteaba”, explica Puig de la Bellacasa. Una decisión de la cual no se arrepiente y que volvería a tomar “sin lugar a dudas”.